Esther Burgos Lázaro
Hospital Universitario Fundación Alcorcón
El anestesiólogo es un especialista cuya actividad es poco conocida y a menudo poco reconocida. Muchos compañeros de otras especialidades desconocen nuestras actividades principales y esto se agrava cuando hablamos de la población general, la cual tiene una concepción todavía más alejada de la realidad de las mismas. En gran parte, los anestesiólogos somos los responsables de este hecho.
En los últimos años, con la obligatoriedad de la consulta pre-anestésica esta situación de desconocimiento ha mejorado con respecto al paciente aunque una gran parte de los enfermos opina que el tiempo es insuficiente para que se comprenda todo el proceso de una manera objetiva y completa. El periodo postoperatorio una vez que el paciente es dado de alta en la Reanimación es habitualmente mas deficitariamente monitorizado desde el punto de vista anestésico.
En nuestro hospital un porcentaje alto de pacientes, más del 50%, se interviene en régimen de cirugía mayor ambulatoria, esto supone que salvo que el paciente sufra una complicación mayor que requiera reingreso, no volvemos a saber nada de ese paciente con respecto a complicaciones menores que haya podido presentar ni a su nivel de satisfacción con nuestro procedimiento anestésico.
Con el fin de estudiar esta situación, se llevó a cabo en nuestro centro una encuesta postoperatoria transversal y anónima durante las tres últimas semanas del mes de junio de 2006 a todos los pacientes mayores de 16 años intervenidos de forma programada, trabajo que fue premiado en las III Jornadas de Calidad de la Comunidad de Madrid.
Se obtuvieron 168 respuestas, aproximadamente un 30% del total. Los resultados demostraron que aquellos que habían obtenido un buen nivel de información su grado de satisfacción era mayor, así como los que no padecieron complicaciones postoperatorias. No influyeron factores socio-demográficos o si la cirugía era en régimen ambulatorio o con ingreso. La conclusión del estudio fue que desde el punto de vista de los pacientes los problemas postoperatorios condicionan un nivel menor de satisfacción y que factores como una información clara sobre su proceso aumenta su satisfacción. Dicho grado de satisfacción variaba en función del contexto clínico, pero aspectos como el trato o la amabilidad de los profesionales tras la cirugía tenían tanta influencia en el paciente como el resultado clínico.
Además de testar la opinión del paciente, esta encuesta nos permitió comprobar cuales eran las complicaciones postoperatorias más frecuentes y mejorar nuestra atención.
En algunos países como Inglaterra es obligatorio que el mismo anestesiólogo que administra el procedimiento se encargue de la visita post-anestésica.
A día de hoy, no conozco ningún hospital de nuestro país que tenga una“ consulta“ post-anéstesica, más allá de la visita que los anestesiólogos podamos realizar a nuestros pacientes a título personal en el postoperatorio inmediato.
Los cuestionarios y encuestas post-anestésicas no tienen el valor de una consulta y sus resultados pueden no ser relevantes frente a la calidad real, ya que problemas anestésicos serios podrían no ser ni siquiera sospechados por los propios pacientes, y problemas banales, como el frío, la sed o retrasos en la atención por parte del personal, suelen ser hipervalorados. Creo que dicha consulta, sobretodo en aquellos pacientes ambulatorios, nos permitiría mejorar la atención, detectar oportunamente las complicaciones y establecer un tratamiento precoz de las mismas con el fin de disminuir al mínimo las posibles secuelas. A pesar de ser un paso más en la calidad de nuestros cuidados es actualmente inviable en la mayoría de los centros en los que la presión asistencial a duras penas nos permite una valoración preanestesica en el 100% de pacientes.
Ester Burgos Lázaro Médico adjunto. Unidad de Anestesia y Reanimación Hospital Universitario Fundación Alcorcón. Madrid.
De nuevo se pone de manifiesto la importancia de la información.
Un elemento primordial a la hora de actuar adecuadamente sobre la manera en la que percibimos la realidad. Como dice el publicista Rory Sutherland en TED: «los ingenieros, médicos y científicos tienen una obsesión por resolver problemas de la realidad cuando la mayoría de los problemas, una vez que se alcanza un nivel básico de riqueza en la sociedad, son en realidad problemas de percepción».
En este sentido, me parece imprescindible acercar a la sociedad la información relativa al papel del anestesiólogo durante todo el proceso quirúrgico, una de nuestras asignaturas pendientes como colectivo, lo cual nos permitiría asumir mejor su cuidado incluso en el período postoperatorio, minimizar adecuadamente los efectos perjudiciales que se originan a tenor de no pocas presiones asistenciales y recuperar una confianza, prestigio y reconocimiento lícitos y necesarios.
¿Quién si no?
Un saludo.
La pregunta es todavia más sencilla, ¿sabe la sociedad que los Anestesiologos somos médicos?. Yo pienso que no todos. Desde luego, cuando empecé la Residencia la mayoria de los pacientes aún no sabia si eramos o no médicos. Entonces mi adjunta les decía a los pacientes: buenos dias soy la Dra …., su anestesista. Era curioso ver las caras de sorpresa que algunos ponian. Aún más, acabé mi carrera -1985- sin tener una idea clara de para que servía un Anestesiólogo; lo imperdonable es que mi padre era anestesista. En mi opinión la consulta de preanestesia ha sido clave para elevar nuestro reconocimiento social y para prestigiar nuestro trabajo, no solo desde un punto de vista social sino también cientifico y profesional. Indudablemente ofrecemos una calidad asistencial mucho mayor que antes de su generalización. Sin embargo la presión también ha hecho que reduzcamos las interconsultas a otras especialidades y las segundas visitas. Si mencionar cuando los cuestionarios y las encuestas de salud se convierten en malos sucedaneos. Siendo realistas la consulta post-anestesica puede ser util para estudios de calidad muy limitados en el tiempo. En mi opinión, su generalización se acerca a una utopia inalcanzable en la sanidad en la que yo me muevo.
Siendo realistas la visita postanestésica, más que una consulta postanestésica, es prácticamente imposible y no hay cultura de ello. La consulta postanestésica sólo surge cuando hay alguna complicación, en mi entorno, cefalea, neuropatías… No me imagino pasando por la consulta todos los pacientes que han sido operados, para registrar posibles complicaciones menores. Pero el pasarse por la planta al día siguiente, antes del alta, o al alta de la CMA ( esto si suelo hacerlo,para firmar el alta) para recoger una encuesta, o hacerle una pequeña entrevista lo veo más factible, integrado en la UDAs por ejemplo. Pero en cualquier caso es una utopía.
Aún hoy y a pesar de la creciente formación del residente de Anestesia en el diagnóstico y resolución de los problemas médicos que aparecen el perioperatorio, muchos anestesistas renuncian a participar de forma activa en el proceso «quirúrgico» mas allá de lo que es el propio quirófano y la estricta anestesia. De hecho, estoy convencido que muchos anestesistas piensan que nuestra influencia en el resultado final del proceso médico (en este caso quirúrgico) es poco menos que marginal y se limita a posibilitar la realización de una intervención quirúrgica (quizás esté exagerando).
No soy partidario, al menos a día de hoy y por una cuestión de escasez de recursos y coste-eficacia teniendo en cuenta necesidades más perentorias, de implantar consultas postoperatorias formales, pero en cambio, creo que debemos involucrarnos de forma radical en el seguimiento y tratamiento postoperatorios. ¿Qué significa esto?. Aunque mi visión de futuro es más ambiciosa, por el momento me conformaría con el anestesista: 1) lidere y coordine los hospitales de Dia Quirúrgicos, siendo nuestra responsabilidad conocer los problemas postoperatortios, certificar la situación clínica al alta, «firmar» el traslado al domicilio y ser el nexo de unión con el hospital en las primeras 24 horas; 2) Sea responsable activo del tratamiento del dolor postoperatorio; 3) realice un seguimiento clínico en la sala de hospitalización de todos los pacientes considerados como de elevado riesgo quirúrgico (ASA 4 y ASA 3 urgentes) y participe de las medidas terapéuticas y el diagnóstico precoz de complicaciones postoperatorias y, 4) visite de forma regular a todos los pacientes que hayan tenido estancias en Reanimación superiores a 24 horas a fin de prevenir el reingreso diagnosticando y tratando precozmente las complicaciones que pudieran surgir.
Para realizar esta tarea y, teniendo en cuenta que los puntos 1 y 2 están ya implantados con éxito en un buen número de hospitales españoles, sólo sería preciso disponer de un anestesista adicional en un hospital de menos de 350 camas. Obviamente, esto sería sólo el primer paso.
Es muy posible que esta visión de futuro esté equivocada y lejana de la realidad, pero tenemos que recordar que hace 25 años no existían en España, o había muy pocas, unidades de dolor agudo postop, unidades de Reanimación e, incluso, con sultas de preanestesia.
La entrada de la Dra Burgos demuestra que ha existido y existe un interés por el seguimiento del paciente después de la cirugía y que este interés siempre ha tenido un resultado positivo, porque ha ampliado los focos de atención del anestesiólogo a la hora de planificar su asistencia.
La consulta postanestésica es una utopía, estoy de acuerdo. Pero la visista postanestésica debería de ser una obligación en el periodo de formación. La percepción de los resultados de la anestesia por el médico en formación mejoraría el aprendizaje, al valorar la importancia de una correcta estrategia anestésica.
La visita postanestésica nos serviría también para encontrar los indicadores críticos para valorar la Calidad en la Atención Anestésica. Y si la visita postanestésica no es posible, si habría que recoger a la hora del alta del paciente la presencia de dichos indicadores en el informe de alta.
Me parece interesantísima la aportación del Dr García del Valle, que de esta forma queda perdonado por la poca importancia que le daba, parece ser, al trabajo de su padre (jejejeje). Y debería hacerse un esfuerzo por poner en marcha los 4 puntos que propone en su comentario en todos los Servicios de Anestesiología.
Los anestesiólogos somos huéspedes del hospital. No tenemos entidad en el trabajo diario en muchos hospitales. Cuando realizamos una visita a planta, casi siempre es por iniciativa personal. Pocas veces se realizan hojas de interconsulta al Servicio de Anestesia para incidentes postoperatorios del paciente y de esta forma, pasan desapercibido a los anestesistas. Lo ideal sería poder informar en los resúmenes anuales del Servicio de los Incidentes postoperatorios directamente relacionados con nuestra actividad asistencial. Hoy en día no se sabe la frecuencia de cefaleas postpunción dural que se presentan en los hospitales españoles y nos interesaría saberlo para poder presumir de que son pocas y poder establecer comparaciones e indices de calidad.
Creo que la creación de una Plantilla General de Informe de Alta Anestésica, con recogida de unos Incidentes Mínimos podría adelantar el proyecto de futuro del Dr García del Valle. Y empezar a realizar la visita Postanestésica a los pacientes con el filtro que propone, sería un segundo paso.
Lo que agradezco de esta entrada es que cuando hablamos de utopías empezamos a contruir el presente.
No puedo estar más de acuerdo. (Y viene como anillo al dedo en relación a lo comentado en el foro de Anestesiar respecto a la meningitis postpunción) . Espero que entre todos ayudemos a acercar ese futuro idealista a nuestro presente más realista.
Como siempre muy acertados, Santiago y Migueles ambos