Asesinatos empleando relajantes musculares, opioides y otras drogas anestésicas

Los anestésicos, los opiáceos y los relajantes musculares pueden deprimir la respiración y otros procesos vitales hasta el extremo de producir la muerte si no se mantiene la ventilación, de modo que estos fármacos se han empleado para la eutanasia, el suicidio y las ejecuciones.
Eugenio D. Martí­nez Hurtado *, Ana M. Gómez Garcí­a **

Original 1: Robert E. Johnstone, Ronald L. Katz, Theodore H. Stanley. Homicides using muscle relaxants, opioids and anesthesic drugs. Anesthesiologist assistance in their investigation and prosecution. Anesthesiology 2011; 114. 713-716. (PubMed) (pdf) (epub)

Los anestésicos, los opiáceos y los relajantes musculares pueden deprimir la respiración y otros procesos vitales hasta el extremo de producir la muerte si no se mantiene la ventilación. De modo que estos fármacos se han empleado para la eutanasia, el suicidio y las ejecuciones. Los criminales también han reparado en las posibilidades letales de los anestésicos, y durante los años recientes se han cometido homicidios empleando hipnóticos, anestésicos generales inhalados, opiáceos y relajantes musculares 2,3.

Un análisis de 523 homicidios por envenenamiento ocurridos entre 1.999 y 2.005 revela que la tasa de estos envenenamientos está aumentando, y que un 65% implican el uso de medicamentos.

Se presentan 5 casos en los que los autores del artí­culo aportan sus experiencias para informar a los anestesistas de que la prevención del uso recreacional de las drogas es importante, y para aconsejar sobre como ayudar a los jueces.

CASO 1. Homicidio con Rocuronio.

Una enfermera de 35 años fue condenada en 2.007 por el asesinato de su marido. Se convirtió en sospechosa después de que los investigadores descubrieran que habí­a mentido acerca de una relación extramatrimonial, y que habí­a abandonado subrepticiamente el trabajo y conducido hasta su casa poco antes de que se encontrara ésta en llamas con su marido dentro.

El cuerpo de la ví­ctima estaba gravemente quemado. Sin embargo, las concentraciones de monóxido de carbono en sangre no estaban elevadas, un indicativo de que el sujeto se encontraba muerto en el momento del fuego.

Los investigadores enviaron muestras de corazón, hí­gado y sangre para análisis farmacológicos, incluyendo los relajantes musculares. Los resultados revelaron concentraciones de Rocuronio de 4,9 y 14,4 mcg/ml en sangre e hí­gado respectivamente. La concentración en sangre excedí­a la efectiva para producir parálisis, de aproximadamente 2 mcg/ml.

La revisión de los restos encontrados en el domicilio reveló una tapa de aguja carbonizada como los que se usan en el hospital en que trabajaba la esposa del fallecido.

El testimonio del experto incluyó una descripción de los efectos del Rocuronio sobre la función muscular y el nivel de conciencia, su farmacocinética después de una inyección i.m., y el mecanismo por el que los relajantes musculares pueden causar la muerte. También se requirió una explicación sobre la disponibilidad del Rocuronio en los hospitales y una demostración de cómo se administra.

CASO 2. Homicidio con Succinilcolina.

La mujer de un anestesista falleció de forma brusca e inesperada. Aunque inicialmente no se contempló el homicidio como posible causa de la muerte, el padre de la fallecida sospechaba que no habí­a sido así­, por lo que se inició una investigación.

El anestesista habí­a sido juzgado previamente por asesinato y encontrado no culpable. Este juicio previo siguió a la repentina e inesperada muerte del marido de una mujer con la que habí­a estado teniendo una aventura. Se teorizó sobre la posibilidad de que el acusado hubiera inyectado succinilcolina en las nalgas de la primera ví­ctima mientras ésta dormí­a.

Se exhumó el cadáver, y un examen detallado reveló una fractura del hueso hioides. Se especuló entonces con la posibilidad de que una inyección de succinilcolina hubiera producido una apnea, pero cuando el efecto comenzó a desaparecer antes de producirse la muerte, la ví­ctima acabó siendo estrangulada.

Una segunda autopsia de la esposa fallecida encontró una elevada concentración de colina en las nalgas. En este caso, de 1.967, el anestesista fue juzgado, encontrado culpable y enviado a prisión.

CASO 3. Homicidio con Fentanilo.

Una farmacéutica de 23 años que trabajaba en el laboratorio criminalí­stico de una gran ciudad fue condenada por el asesinato de su marido con Fentanilo. Llamó al 911 refiriendo haber encontrado a su marido inconsciente y en apnea en su apartamento al volver tras una tarde de compras. Refirió haberlo encontrado tumbado en la cama junto con el retrato de su boda y rodeado de pétalos de rosa. Cuando los paramédicos llegaron al domicilio la mujer estaba realizándole la RCP. Continuaron con la RCP en el domicilio y en la ambulancia, pero poco después de llegar a Urgencias del hospital más cercano el marido fue declarado muerto.

Los análisis iniciales de sangre y contenido gástrico no encontraron barbitúricos, benzodiacepinas u otras drogas frecuentes en los suicidios. El descubrimiento de que habí­a desaparecido Fentanilo (en parches, cristalino y en viales) del lugar de trabajo de la esposa fue el detonante para la realización de nuevos análisis en las muestras de sangre y contenido gástrico. Se encontraron concentraciones muy elevadas de Fentanilo (57 ng/ml).

En el juicio, que tuvo lugar en 2.002, el fiscal presentó evidencias de que la farmacéutica habí­a robado Fentanilo de su lugar de trabajo, y que se lo habí­a administrado a su esposo en la sopa. El fiscal expuso que cuando el marido comenzó a adormecerse ella le colocó un buen número de parches en el pecho y los hombros. Dichos parches no estaban en el cuerpo cuando llegaron los paramédicos, pero habí­a evidencias de que habí­an sido aplicados. Finalmente el fiscal demostró que la mujer habí­a comprado rosas, usando su tarjeta de crédito, unas horas antes de llamar al 911.

El móvil del asesinato era que el marido no habrí­a accedido al divorcio que su esposa pretendí­a para continuar con una aventura que mantení­a con un compañero de trabajo. Así­ mismo, su marido habí­a amenazado con denunciarla a su jefe por adicción a la metaanfetamina, con lo que habrí­a perdido su trabajo.

El testimonio de un anestesista en este caso confirmó que la concentración de Fentanilo en sangre era lo suficientemente elevada como para producir apnea y la muerte. La mujer fue condenada a cadena perpetua.

CASO 4. Homicidio accidental con Fentanilo y Midazolam.

Un médico general de 39 años avisó al 911 desde la habitación de un hotel de una pequeña comunidad rural. La ví­ctima tení­a 22 años, y era un paciente con retraso mental, con quien el doctor habí­a entablado amistad después de cuidar de él en las urgencias de un hospital general de una gran ciudad varios meses antes.

La ví­ctima habí­a sufrido parada respiratoria tras múltiples inyecciones i.m. e i.v. de Fentanilo y Midazolam. El médico estaba practicándole la RCP cuando los paramédicos llegaron al hotel. Estos continuaron la RCP en el hotel y en la ambulancia, pero la ví­ctima habí­a fallecido a su llegada al hospital.

El médico admitió haber inyectado los fármacos a la ví­ctima para poder practicar la intubación con él, y explicó que a la ví­ctima no le importaba que lo hiciera.

Al registrar la habitación del hotel se encontró una videocámara cuya pelí­cula mostraba al médico practicando una intubación larí­ngea a la ví­ctima. La mayor parte de la pelí­cula, así­ como otros 25 ví­deos, mostraban a la ví­ctima en decúbito supino y respirando muy lentamente tras haber sido sedado, y al médico aplicándole aceites y cremas en el abdomen, los genitales y los muslos.

Las muestras de sangre obtenidas de la ví­ctima en el departamento de urgencias objetivaron elevadas concentraciones de Fentanilo y de Midazolam.

En este caso el testimonio del anestesista supuso confirmar que las concentraciones en sangre de Midazolam y Fentanilo eran lo suficientemente elevadas como para producir apnea, sobre todo considerando que ambos fármacos pueden actuar de forma sinérgica deprimiendo la respiración. El médico fue condenado a entre 10 y 20 años de prisión.

CASO 5. Intento de homicidio empleando Pancuronio.

El personal de un hospital notó que varios pacientes de un anestesista concreto habí­an presentado apnea de forma súbita en la unidad de reanimación postanestésica cuando aparentemente ya se habí­an reanimado. Como la administración de Neostigmina restableció la ventilación, la depresión respiratoria se atribuyó a los relajantes musculares no depolarizantes.

Aunque inicialmente se sospechó un efecto rebote de los relajantes musculares administrados durante la cirugí­a, se objetivó que uno de los pacientes no los habí­a recibido.

Una enfermera informó de que en uno de los casos habí­a visto a un cirujano que no tení­a relación con el paciente al lado de su cama poco antes de que éste presentara la parada respiratoria. Dicho cirujano y el anestesista responsable de los pacientes se encontraban inmersos en una amarga disputa laboral. Al registrar la taquilla del cirujano se hallaron viales de Pancuronium llenos y vací­os, así­ como jeringuillas y agujas.

En este caso, de 1.969, el fiscal decidió que las pruebas no eran suficientes para ir a juicio. No obstante, tras el descubrimiento del Pancuronium en la taquilla del cirujano y la revisión pública de los hechos no volvieron a producirse nuevos casos de apnea en la sala de reanimación.

Discusión

El público está aprendiendo, tanto de las novelas como de las noticias y las series de TV, que los relajantes musculares pueden causar la muerte.“ Inside the minds of healthcare serial killers“ describe los múltiples asesinatos cometidos con Pancuronio por una enfermera apodada“ el ángel de la muerte“ 4, 5.

En 2.002 se dio una extensa cobertura informativa a la muerte de 127 personas, terrorista y rehenes, como consecuencia del empleo por las fuerzas especiales rusas de aerosoles de Halotano y análogos de Fentanilo (elmundo, elmundo, ebooks), y en 2.010 al asesinato de Mahmoud al-Mabhouh, lí­der del brazo armado de Hamas, con la administración de succinilcolina (bbc, cnn). En 2.003 un médico alemán fue acusado del asesinato de 76 pacientes con morfina 6.

En este artí­culo se describen 5 casos en los que el anestesista ha colaborado en la investigación y el procesamiento del acusado. Ilustra pues varias áreas en las que los anestesistas pueden colaborar con los investigadores y los fiscales.

Como la defensa legal en muchos casos de asesinato recae frecuentemente en crear una duda razonable sobre la implicación del acusado y la causa de la muerte, los anestesistas deben revisar con rigurosidad la investigación y preparar su testimonio cuidadosamente. Dicho testimonio puede incluir preguntas sobre las causas de muerte natural, el suicidio con relajantes musculares, posibilidades de acceso a anestésicos, mecanismos de administración, tiempos en relación con los efectos de los fármacos, exactitud de los hallazgos del laboratorio y la autopsia, así­ como la cualificación de los expertos. Las explicaciones deben presentarse en términos que los jurados puedan comprender.

Asistencia del anestesista durante la investigación por homicidio

““ Recomendar el análisis de fármacos anestésicos especí­ficos, relajantes musculares y sus metabolitos en muestras de tejido y sangre.

““ Explicar el significado y las limitaciones de los test de fármacos.

““ Explicar cómo los relajantes musculares y los anestésicos pueden causar la muerte.

““ Describir la ví­a probable de administración del fármaco.

““ Explicar la dosificación de los fármacos y sus efectos en el tiempo.

““ Explicar el almacenamiento y el acceso a los fármacos anestésicos en las instituciones.

““ Explicar la probabilidad de varias causas de muerte natural.

¿Qué hemos aprendido hoy?

1.- A tirar los utensilios empleados en el homicidio lo más lejos posible. NUNCA dejarlos en el lugar del crimen, y mucho menos en tu taquilla.

2.- Que un anestesista deberí­a encontrar otras formas de llevar a cabo el homicidio sin tener que usar“ herramientas laborales“. En una muerte por relajantes musculares/opiáceos eres el principal sospechoso, y con razón.

3.- A no llevarse fármacos que vayan a emplearse en un homicidio del lugar de trabajo, sobre todo si éstos están sujetos a control. Hace falta ser inocente.

4.- A no comprar JAMAS nada relacionado con el homicidio con tu tarjeta de crédito. Hace falta ser imbécil.

5.- A llevarse bien con los compañeros de trabajo. Los hay muy…malintencionados.

Más casos

Pongamos como ejemplo el Propofol. Se trata de un potente anestésico intravenoso que induce rápidamente sedación, hipnosis e inconsciencia. Desde 1.986 se ha usado ampliamente para inducir y mantener la anestesia general y para la sedación en ciertos procedimientos. El potencial del Propofol para generar dependencia y abuso, así­ como para su empleo con fines recreacionales, ha sido reconocido recientemente, y se han dado a conocer varios casos de suicidio y sobredosis accidental (son éstas las muertes más frecuentes relacionadas con el Propofol, como en el caso de Michael Jackson) 7.

Como dato de interés, el nivel en sangre de Propofol en la mayorí­a de las muertes relacionadas con él era inferior o estaba en rango terapéutico (1,3-6,9 mcg/ml), indicando que el mecanismo de la muerte está probablemente relacionado con la hipoxia secundaria a la depresión respiratoria.

Por lo tanto, es más importante el hallazgo de Propofol en las muestras biológicas que las concentraciones del mismo.

Recientemente se ha comunicado el primer caso de asesinato en primer grado empleando Propofol.

Una mujer de 24 años fue hallada muerta en su domicilio en Gainesville, Florida. Se encontraron jeringuillas, agujas y 2 viales vací­os de Propofol en varias bolsas de supermercado halladas en contenedores de basura cerca del domicilio de la ví­ctima. La autopsia objetivó una herida por punción en la fosa antecubital izquierda, con hemorragia subcutánea directamente sobre una vena subcutánea.

El análisis toxicológico detectó Propofol en la sangre (4,3 mcg/ml). Se concluyó que la muerte era un homicidio cometido mediante la administración de una inyección i.v. de una dosis letal de Propofol.

La investigación del número de los viales de Propofol hallados en la escena del crimen demostró que procedí­an de un hospital universitario de Florida, y que habí­an sido retirados por un enfermero de la UCI 5 ó 6 dí­as antes del asesinato. El interrogatorio del compañero de habitación del sospechoso reveló detalles muy importantes y el móvil del crimen. El sospechoso habí­a sido presentado a la ví­ctima, una estudiante de la Universidad de Florida, por su anterior compañero de piso. El sospechoso rápidamente se encaprichó con la ví­ctima, obsesionándose. Tras conocer que la ví­ctima se habí­a comprometido con su novio, urdió el plan para asesinarla.

Los detectives del caso averiguaron que la ví­ctima padecí­a migrañas. Aparentemente confió en el sospechoso para aliviarle los sí­ntomas. Una semana después del compromiso el sospechoso le inyectó la dosis letal de Propofol.

Unas pocas semanas después del incidente el sospechoso abandonó el paí­s y fue arrestado en Senegal. Fue juzgado, condenado por homicidio en primer grado y sentenciado a cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional 8.

Otro ejemplo; el uso criminal del cloroformo. Ya al poco de su descubrimiento sus potenciales ventajas no pasaron desapercibidas para los criminales, los cuales fueron muy rápidos a la hora de cometer varios crí­menes, incluyendo robo y violación, aprovechando sus efectos 9.

En la Gaceta Médica, en 1.850, se describen 2 casos en los que se empleó el cloroformo con intención criminal aunque sin éxito.

El primero ocurrió en Londres. Un joven volví­a de un baile público con una muchacha, a la que convenció para dar un paseo. Aparentemente echó cloroformo en un pañuelo que aplicó a la cara de la mujer. Esta se lo arrancó y comenzó a gritar de tal modo que acudió un policí­a que patrullaba en la calle vecina. Arrestó al sujeto y se hizo con la botella. El asunto se resolvió amigablemente cuando el acusado contrajo matrimonio con la muchacha mientras estaba en libertad bajo fianza. Evidentemente eran otros tiempos.

El segundo caso era el de un clérigo de edad avanzada que fue atacado en un hotel en la ciudad de Kendal cuando pasaba allí­ una noche. Puesto que no habí­a cerrojo en la puerta de la habitación el clérigo empleó una silla para asegurar la puerta. Desafortunadamente el agresor se habí­a escondido previamente en la habitación, y una vez que la ví­ctima estaba en la cama intentó dejarle inconsciente con una toalla empapada en cloroformo. Sin embargo, el clérigo se revolvió tan violentamente y causó tal alboroto que el dueño del hotel y otros huéspedes acudieron a la habitación y, tras algunas dificultades, consiguieron entrar, encontrando a ambos hombres en un estado de confusión. El agresor fue detenido.

Posteriormente se supo que ambos hombres habí­an viajado juntos, y que el agresor habí­a averiguado que el clérigo llevaba once soberanos de oro que habí­a recolectado para una Misión. El acusado fue sentenciado a 18 meses de cárcel 10.

Desde aquellos inicios han pasado muchos años, y muchos casos curiosos, pero el cloroformo continúa empleándose para delinquir 11.

Eugenio D. Martí­nez Hurtado
* Residente de Anestesiologí­a, Reanimación y Dolor
 
Hospital Universitario Fundación de Alcorcón (Madrid)
Ana M. Gómez Garcí­a
** FEA Medicina Interna
Hospital de Madrid (Madrid)
 
 

Bibliografí­a

1.- Homicides using muscle relaxants, opioids and anesthesic drugs. Anesthesiologist assistance in their investigation and prosecution. Robert E. Johnstone, Ronald L. Katz, Theodore H. Stanley. Anesthesiology 2011; 114. 713-716. (PubMed) (pdf) (epub)

2.- Maltby JR. Criminal poisoning with anaesthetic drugs: murder, manslaughter, or not guilty. Forensic Sci. 1975 Aug-Oct;6(1-2):91-108. (PubMed)

3.- Maeda H, Fujita MQ, Zhu BL, Ishidam K, Oritani S, Tsuchihashi H, Nishikawa M, Izumi M, Matsumoto F. A case of serial homicide by injection of succinylcholine. Med Sci Law. 2000 Apr;40(2):169-74. (PubMed)

4.““ Maltby JR. Sherlock Holmes and anaesthesia. Can J Anaesth. 1988 Jan;35(1):58-62. (PubMed)

5.-“ Inside the minds of healthcare serial killers“ (googlebooks)

6.- Tuffs A: German doctor is investigated for killing 76 patients with morphine. BMJ. 2003 Oct 11;327(7419):830. (PubMed) (pdf1) (pdf2)

7.- Kirby RR, Colaw JM, Douglas MM. Death from propofol: accident, suicide, or murder? Anesth Analg 2009;108:1182““4. (PubMed) (pdf)

8.- Richard J. Levy. J Forensic Sci, January 2.011. Vol. 56, No S1. Clinical effects and letal and forensic aspects of Propofol. (PubMed) (pdf)

9.- Hutcheon DE. Chloroform anesthesia and the Saville Kent murder in 1860. Am J Ther. 2010 Mar-Apr;17(2):226-31. (PubMed)

10.- J. P. Payne. The criminal use of chloroform. Anesthesia 1.998, 53; 685-690. (PubMed) (pdf)

11.- Vendura K, Strauch H, Pragst F, Prí¼gel M. Fatal chloroform poisoning with subsequent crime. Arch Kriminol. 1996 Sep-Oct;198(3-4):83-8. (PubMed)

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8 Comments

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  • Espeluznantes historias…

    Muy interesante el resumen de lo que se espera del anestesiólogo cuando es requerida su colaboración por parte del juzgado en estos casos.

    ¡Gracias por esta revisión tan original y entretenida!

  • No se por que la gente mata ,lo ms dificil es vivir no morirse
    Aparte no hay originalidad ¿amianto en la comida? dosis pequeñas para que coja cancer.
    Meterle el vicio del tabaco?
    dosis pequeñas de metales pesados ,cancerigenos potenciales.
    Una cosa un radiologo que meta dosis pequeñas de istopos de corta duracion pero continuos para probocar cancer ¿lo pillarian?

  • No entiendo porque en esta página se refieren a los médicos como anestesistas., como si fueran técnicos en anestesia y no médicos anestesiólogos

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