Archie Brain revolucionó con sus ideas la práctica de la anestesia. El uso rutinario de mascarillas faciales para manejar la vía aérea no era una técnica que permitiese tener las manos libres, incluso con el desarrollo de diversos arneses. Y el tubo traqueal se asociaba con morbilidad, hasta el punto de que parecía poco apto para la cirugía ambulatoria.
Desarrolló un dispositivo que permitía un manejo de las vía aérea menos estresante para el paciente que la intubación traqueal, y era, sin embargo, tan seguro como el uso de una mascarilla facial. Además, servía en aquellos casos en los que la ventilación con mascarilla facial fuera difícil, dando además a los anestesistas una alternativa segura a una intubación difícil, sobre todo en situaciones de emergencia.