En las últimas décadas la cirugía de recuperación rápida o fast-track cobra especial importancia, persiguiendo la atenuación del estrés quirúrgico y la disfunción orgánica ocasionada por la agresión quirúrgica y con ello las complicaciones postoperarorias, favoreciendo una analgesia mejorada y una rehabilitación acelerada, lo que deriva en un alta precoz y una experiencia positiva para el paciente. La intención es reducir la respuesta al estrés y minimizar el dolor y el malestar. La información del paciente ocupa un lugar importante en esta estrategia, implicándole en su propia rehabilitación. La implicación de todos los profesionales que forman parte del proceso asistencial es fundamental para conseguir el éxito del programa.