Éste era el titular de la noticia publicada por Europa Press ayer:
Los usuarios de las consultas de anestesia del Hospital de Valme (Sevilla) destacan la atención recibida
Se encuestaron a los usuarios en 5 items:
1. Puntualidad en la atención sobre la cita dada.
2. La compresión de la información recibida por los facultativos.
3. La percepción en el grado de respeto con el que han sido tratados.
4. La identificación del profesional que les ha atendido.
5. El grado global de satisfacción.
«Los resultados de la encuesta reflejan que más de nueve de cada diez ciudadanos se sienten satisfechos o muy satisfechos con la atención prestada en la consulta, toda vez que un 96,95 por ciento de los mismos se sienten satisfechos o muy satisfechos con la información recibida por los sanitarios, un 83,3 por ciento valoraron la puntualidad y un 71,8 por ciento conocían el nombre del anestesiólogo que les atendió.» (EP)
El primer punto de la valoración puede no depender de nosotros, pero los tres siguientes, sí están en nuestra mano (que levante la mano al que no se le haya pasado en alguna ocasión identificarse al inicio de la entrevista, acto de cortesía elemental, agobiado por lo denso de la consulta esa mañana). La mayor parte de nosotros pasamos por los estudios universitarios sin la oportunidad de aprender las técnicas más elementales de comunicación con nuestros pacientes.
No queda claro en la nota de prensa si la encuesta se realizó justo a la salida de la consulta o a posteriori, lo que le daría todavía más valor, pero desde luego es para alegrarse que lleguen noticias positivas de nuestra especialidad a la prensa. Enhorabuena a los colegas de ese hospital.
Me ha satisfecho leer la noticia. He imprimido el artículo de nuestros compañeros navarros, y voy a dejarlo en las CPA para que lo lean mis compas , creo que es muy importante potenciar nuestras habilidades y técnicas de comunicación.
Personalmente, cuando tras realizar una consulta de preanestesia, el paciente te pregunta : «¿Vá a ser vd. quien me vá a anestesiar?, qué bien, ahora ya le conozco, me ha explicado bien y confío en Vd., ya no tengo tanto miedo..» Es algo que te indica que has conseguido llegar al enfermo.
En nuestras CPA todavía no es el médico que pasa la consulta el que recibe al paciente en antequirófano y lo anestesia, sería fenomenal que así fuera.
Un saludo. amparo moret
Sería, desde luego, un antes y un después en la calidad y la satisfacción de los pacientes. Probablemente sea inviable (para las patologías más frecuentes, en mi hospital ni los cirujanos pueden asegurar que van a operar ellos las cirugías que están indicando), pero podríamos empezar por, de una forma flexible, seguir a los pacientes con alguna particularidad para anestesiarlos después si los habíamos visto en la consulta. O si un compañero está especializado en intubación difícil o bloqueos regionales, poder redirigírselos en una segunda visita preanestésica para que sean ellos después también quienes anestesien al paciente. ¿Sería tan difícil, o más bien no estamos dispuestos a complicarnos la vida?
Sería fabuloso poder decir lo mismo en la Medicina Privada. Hablo desde Granada. Somos alrededor de 16 anestesiólogos los que trabajamos en ésta difícil tarea. No hay un Servicio de Anestesia, algunos compañeros forman grupos y otros trabajamos de forma independiente (la mayoría). Sólo dos anestesiólogos tenemos Consulta de Anestesia y es para ver exclusivamente a los pacientes que anestesiamos cada uno de nosotros. El resto de los pacientes NO SON VISTOS por anestesiólogos en Consulta de Anestesia. Todo se debe a que la compañía dominante en Granada durante estos años atrás (con su base en Barcelona) tiene un Director Médico que piensa que no es necesario que el anestesiólogo vea al paciente antes de la intervención (saltándose a la torera la ley del Consentimiento Informado que exige que se haga una valoración al paciente antes de explicarle la técnica anestésica elegida). Ésto ha provocado que los pacientes sean vistos por un médico internista en una Consulta de Preoperatorios en el hospital de dicha compañía que consigue «engañar» a los pacientes al creer éstos que están siendo vistos por un anestesiólogo (el punto 4 de identificación del profesional, por tanto, brilla por su ausencia). Todo ello condiciona que la mayoría de los pacientes firman el documento del Consentimiento Informado en la puerta de quirófano. La valoración se hace a bote pronto y la técnica anestésica es explicada muchas veces por una enfermera o por alguien sin titulación sanitaria del equipo de algún anestesiólogo (algunas veces en la medicina privada prima la empresa familiar). A pesar de las quejas de algunos profesionales, gracias al Consejo de dos anestesiólogos salvapatrias que defienden ante la compañía interfecta que la Consulta de Anestesia no es necesaria, la mayoría de los pacientes de Granada no tienen derecho a ser vistos por un anestesiólogo antes de su ingreso hospitalario. El médico anestesiólogo que se dedica a la Medicina Privada no gana dinero con la Consulta de Anestesia, las compañías privadas lo único que hacen es compartir los gastos derivados de su mantenimiento, por eso llevar a cabo la difícil tarea de ver a los pacientes antes de la intervención en una consulta que uno paga de su bolsillo ( no se le cobra a los pacientes de dicha compañía porque estás apercibido de expulsión si lo haces) es más un acto de ética y profesionalidad que económico. En los últimos años sólo dos compañías han apostado por potenciar la Consulta de Anestesia de forma espontánea Mapfre Caja Salud y Sanitas (con la anterior delegada de la zona de Granada), también se ha conseguido de Caser y DKV. Asisa lo tiene puesto en su baremo desde siempre, pero a un precio que no daría ni para pagar los folios de la consulta.
Esto de la Medicina Privada es algo entretenido como podréis comprobar.
Un abrazo a todos y enhorabuena a los que podéis ver a vuestros pacientes antes de una intervención.
http://www.mianestesista.blogspot.com
Interesante, difícil y extenso tema, Miguel Angel, este de la medicina privada y las limitaciones a las que nos vemos sometidos en muchas ocasiones para poder realizar nuestro trabajo dentro de unos cauces mínimamente defendibles profesional y legalmente, caminos ambos que no siempre van de la mano.
Pienso que en este ámbito se ponen de manifiesto de manera evidente, más que en la medicina pública, todos los intereses que entran en juego en la atención sanitaria y que son un fiel reflejo de la sociedad en la que vivimos, una sociedad que transforma a los pacientes en consumidores, al sistema en empresa y a los profesionales en peones. Pero no quiero con esto echar balones fuera. Si las compañías de seguro libre han sabido adaptarse a las necesidades cambiantes de su ámbito de actuación gestionando a favor de sus legítimos intereses, si las clínicas privadas saben renovarse y adaptarse igualmente, los profesionales en cambio no hemos sido capaces hasta ahora de progresar en la misma línea de adaptación a los nuevos tiempos y en defensa de nuestros también legítimos intereses. Y estos no son o no deben de ser sólo los de tipo puramente profesional.
Es posible que nos falte una visión de conjunto de todo el sistema como paso previo para encauzar adecuadamente nuestras iniciativas. Y esta falta de perspectiva puede llevarnos a la extinción como profesionales «libres» de la misma manera que se han extinguido tantas y tantas pequeñas empresas frente a las grandes superficies.
El problema que denunciáis con la consulta de preanestesia es sólo un ejemplo de los muchos a los que podríamos hacer referencia, que ponen de manifiesto las grandes carencias que tenemos los profesionales, individualmente y como colectivo, para poder posicionarnos y negociar dentro de los equilibrios de fuerza e intereses que es imperativo gestionar en nuestro ámbito de actuación. Y una muestra evidente de nuestra vulnerabilidad y de la de nuestros pacientes frente al sistema tal y como hoy lo conocemos. No debemos de olvidar que en última instancia el hecho nuclear del acto médico se produce, y se producirá siempre con o sin la intermediación de terceros, con la interrelación entre el paciente y el médico. Y que ambos sufren las consecuencias directas de sus actos sean quienes sean sus respectivos «mentores».
Animo a los interesados a un debate en profundidad sobre este tema. Es posible que la evolución de los acontecimientos en un mundo cada vez más globalizado nos lleve por caminos insospechados, pero no es de recibo que esto suceda sin nuestra participación e iniciativa.
Al menos esta es mi opinión.
Saludos.
Javier.