Vaporizadores anestésicos (II)

Teniendo como base la clasificación de Dorsch modificada pasamos a enumerar las distintas características de diseño que pueden tener los vaporizadores y a incluir en ellas los distintos modelos descritos anteriormente.
 Gironés Muriel A
Hospital Universitario Sanitas La Moraleja Madrid, España

Clasificando vaporizadores

Resultado de imagen de interior de vaporizadores anestesia
Tomada de equipomedicotm.blogspot.com

En una entrada anterior hemos introducido los diferentes tipos de vaporizadores que uno puede ver en quirófano. Teniendo como base la clasificación de Dorsch modificada pasamos a enumerar alguna de  las distintas características de diseño que pueden tener los vaporizadores y a incluir en ellas los distintos modelos descritos.

Aclarar, que se pueden encontrar diferentes características de diseño en el mismo vaporizador, y que por tanto, algunas caracteristicas no excluyen la incorporación de otras.

1.Vaporizadores Con Cortocircuito variable (“bypass»)

Esquema vaporizador de cortocircuito variable

Esta es una característica de diseño muy utilizada en los vaporizadores que se usan hoy. La característica que lo define es la existencia dentro del propio vaporizador de dos circuitos interconectados por donde circula el gas fresco: 1º; El circuito de vaporización y 2º; El circuito derivado que bypasea  (perdonen el aforismo) la cámara de vaporización.

Estos dos circuitos vuelven a juntarse en su trayecto final con una mezcla de flujo cargado de anestésico y otro flujo sin contacto con el anestésico. A este grupo pertenecen la mayoría de vaporizadores actuales como son los vaporizadores Tec 4, 5, 7, los Aladin, los Vapor 19, Vapor 2000 y los Vapor 3000, entre otros.

Estos dos circuitos presentes en el interior del vaporizador tienen su función. Por un lado el primer circuito de vaporización contiene el gas vector, cuya función es recoger el anestésico volátil. Es conveniente obligar a dicho flujo de aire vector a pasar lo más cerca posible de la superficie líquida del anestésico, pues de esta forma, se consigue un eficaz arrastre de vapor anestésico. De este modo se consigue alcanzar un flujo de aire cargado de anestésico a niveles que casi llegan a su presión de vapor.

Necesidad de rebajar la mezcla

El pequeño problema es que, a unos 20º C, el sevoflurano, el desflurano y el isoflurano tienen una presión de vapor de 157, 667 y 250 mmHg respectivamente. Como resultado de la tozuda ley que Dalton formuló hace años, estas presiones de vapor ofrecen a la salida del vaporizador un flujo de gas con unas altas, por no decir sádicas, concentraciones de anestésico.

Si tomamos los fármacos descritos en el anterior párrafo obtendríamos unas concentraciones de salida anestésicas del 20%, el 87% y el 32% de halogenado respectivamente. Y sabemos que la CAM de estos anestésicos está muy por debajo de esas cifras.  Para no sobredosificar al pobre paciente es necesario diluir piadosamente la concentración de gas anestésico hasta unos niveles clínicos …¿Cómo se consigue?

Esta dilución se consigue mediante el desvío de la mayor parte del flujo de gas fresco a través del otro circuito (el flujo derivado) precisamente por el que no pasa por la superficie del anestésico volátil. Los ingenieros han necesitado estrujarse la cabeza para diseñar una máquina que ajuste automáticamente la relación entre el flujo derivado y el flujo de vaporización para así aportar al paciente una concentración de gas anestésico adecuada. Así, cuando ajustamos un sevofluorano al 1% el vaporizador debe ofrecer un flujo de gas al paciente con sevofluorano 1% a pesar de que estemos usando dos, cinco o 7 litros por minuto en nuestros rotámetros.

Cómo se calibra ese porcentaje de gas anestésico

Los vaporizadores modernos, están calibrados para aportar la concentración de anestésico que determinemos mientras usemos unos flujos de aire fresco en rango, que suelen estar entre 0,5 y 12 litros/min.

Para el cálculo de la concentración del anestésico a la salida del vaporizador es necesario asumir que la cámara de vaporización está completamente saturada con vapor anestésico. También es preciso conocer ciertos parámetros físicos que hacen posible ajustar el porcentaje de anestésico a la salida del vaporizador: Estos parámetros son;1- la presión de vapor del agente (PV), 2- la presión atmosférica ambiental (Patm), 3- el flujo total de gases aportados al paciente (FGF) , 4- la relación entre el flujo derivado (Fd) /Flujo de vaporización (Fv), y por último, 5- la temperatura.

El porcentaje de anestésico (A%) que sale de la cámara de vaporización siguiendo la ley de Dalton es A% = PV/ Patm x 100% (PV= Presión de vapor del anestésico y Patm = Presión Atmosférica  En el caso del Sevoflurano; (157/760)x 100=20,65%
Otra  formulación para calcular el porcentaje de anestésico que sale de la cámara de vaporización es A%=(VA / (VA + Fv)) x 100% donde VA es el Volumen de anestésico y Fv el Flujo de gas a la cámara de vaporización)
Por lo tanto, a igualdad de la ecuación, despejamos y nos queda la fórmula: PV/ Patm = VA / (VA + Fv). Hasta aquí sencillo ¿verdad?
En un vaporizador con dos flujos (el de vaporización y el derivado) podemos decir también que el porcentaje de anestésico obtenido a la salida del vaporizador es la mezcla de los dos flujos que se juntan, tanto el de vaporización (Fv) como el flujo derivado (Fd), por lo que el porcentaje de anestésico se puede expresar como: C% = VA / (VA + Fv + Fd) x 100%
Dado que el volumen de anestésico no se conoce, despejamos el volumen de anestésico (VA) de las ecuaciones anteriores y podemos calcular la concentración del anestésico si conocemos los flujos de gas a través de la cámara de vaporización y del circuito derivado. O a la inversa, pues a partir de una concentración de anestésico conocida se puede calcular la relación de ambos flujos.
Concentración de anestésico (%) = 100 x Fv x (PV / Fd) x (Patm – PV) + Fv x Patm
Resultando esta fórmula que nos sirve para calibrar el vaporizador en condiciones controladas o para ajustar la concentración si solo disponemos del flujo y la temperatura como datos.
Tablas cuantificación del flujo en el Verni-trol

Pero no hay que asustarse. No se suele ver a un anestesiólogo con calculadora, papel y bolígrafo mientras el vaporizador mediante el flujo de aire. Pero tampoco es una exageración, pues anteriormente sí era algo habitual.  Con el uso de los vaporizadores de burbujeo tipo Vernitriol, se adjuntaban la utilización de unas tablillas o reglas que “facilitaban” la artesana labor de ajustar la concentración de halotano, isoflurano o enflurano mediante los litros/minuto de flujo aportado. Hoy en día eso ya viene de fábrica. El vaporizador queda calibrado y ajustado para ofrecer un flujo estable y una concentración de gas adecuada. Gracias a la ingeniería, toda esta formulación necesaria para comprender cómo se calibran los respiradores se simplifica a la “titánica labor” de girar el dial para elegir la adecuada concentración.

Así pues, recordar que tras el simple gesto de ajustar un vaporizador de sevoflurano al 2% se esconde un cuidadoso proceso de calibración previo que ajusta los dos flujos de gases dentro de los circuitos del vaporizador.

2. Vaporizadores con flujo cuantificado

El Datex Engstrom

Esta es una pregunta sencilla pero con una respuesta más complicada. El método de cuantificar el flujo por separado es más sencillo.  Existen vaporizadores cuyo diseño se basa en la existencia de dos circuitos independientes (no by-paseados) que necesitan regularse por separado. Estamos hablando de los vaporizadores con flujo cuantificado.

Su diseño de base es más sencillo. De hecho, los vaporizadores antiguos solo necesitaban de un elemento más o menos pensante que se encargaba de controlar los dos flujos. Me refiero al propio anestesista con los viejos vaporizadores Copper Kettle o Vernitrol que regulaba los dos flujos con un rotámetro.  Después vino la electrónica e hizo posible que dicho flujo fuera controlado electrónicamente. Este diseño de control electrónico fue asumido por el vaporizador del Datex-Engström EAS 9010, que controlaba electrónicamente el flujo en los dos circuitos. Después, los modernos vaporizadores electrónicos tipo TEC 6 para el desflurano o el Aladin también asumieron este tipo de flujo controlado en sus diseños. Es decir, el flujo de aire vector es controlado exactamente para aportar la concentración de anestésico buscada, independientemente de los litros/ minuto que aportemos al paciente. Son vaporizadores mucho más exactos, pero también mucho más caros.

La Inyección o la mezcla controlada del gas vapor.

Dentro de los vaporizadores de circuitos cuantificados, ya sea en circuitos dobles o independientes, la regulación puede realizarse antes de entrar en la cámara de vaporización o bien buscar su control con el aire ya cargado de anestésico. Este último tipo de tecnología tiene similitudes con los actuales motores diesel. Es un diseño más actual, más fino…Y más caro, pues precisa de un sistema que busca el control en la mezcla final (gas vector y gas sin anestésico)  La forma de hacerlo es inyectando un flujo de gas saturado de anestésico en el flujo de gas fresco que se dirige hacia el paciente (obviamente de ahí su nombre)

Para ello es preciso producir un vapor de anestésico muy determinado, controlando en todo momento la temperatura de la cámara de vaporización para mantener constante la presión de vapor existente.  El Vaporizador TEC 6, usado para el desflurano, y el Datex-Engström EAS 9010 utilizan esta inyección controlada del gas proveniente de la parte alta de la cámara de vaporización. Estos vaporizadores tienen otra característica añadida: es preciso que calienten para tener la cámara de vaporización a una temperatura constante que sobrepase la temperatura de ebullición del anestésico. Hemos comentado también como el Aladin se comporta de esa manera cuando existen circunstancias que requieren aumentar la concentración de anestésico.

Adaptadores para la colocación del halogenado en el Datex Engstrom

El Datex-Egstrom EAS 9010 es uno de los primeros vaporizadores de inyección electrónicos que se usaron. Hay que admirar la originalidad de su diseño para su tiempo y destacar cómo los ingenieros que lo desarrollaron consiguieron crear una presión constante de 0,4 bar en la propia botella original del halogenado que el fabricante proporcionaba. Se podía usar tanto el halotano, como el enflurano o el isoflorano). Todo mediante un adaptador especial para la misma botella original y un flujo de oxígeno calibrado que impulsa el halogenado a la cámara de vaporización cuando era requerido. Allí el vaporizador asignaba una temperatura fijada según sea el agente anestésico (por ejemplo, 75º C para isoflorano) mientras una válvula electromagnética deja pasar bolos de 1ml de gas vapor hacia la corriente de gas fresco. La frecuencia de estos bolos dependía así de la concentración de anestésico fijada por el anestesiólogo. Así de simple, así de complicado.

3. Los vaporizadores con sistema de vaporización por arrastre o sobreflujo (Flow-over)

Esquema vaporizador Aladin
 

Otra gran pregunta que deberíamos hacernos a la hora de catalogar un vaporizador es: cómo vaporiza. Un gran número de los vaporizadores en uso tienen la tecnología de sobreflujo en su diseño frente a la de burbujeo. Los de sobreflujo se basan en el paso (controlado o no) de un flujo de aire a través de una cámara de vaporización. Una cámara donde se encuentra el anestésico presente en  fase líquida y una fase gaseosa evaporada que posibilita un arrastre de sus moléculas. Los vaporizadores de sobreflujo deben tener unas características físicas estables de temperatura y presión para que dicho espacio esté saturado de vapor anestésico en su interior y genere así una presión de vapor estable. También requieren un control del flujo de aire que atraviesa la cámara de vaporización, pues a determinadas litros/min la cámara no es capaz de saturar de anestésico dicho aire. Ésta es la forma de vaporizar presente en la mayoría de nuestros respiradores.

Los TEC (salvo el Tec 6) y los VAPOR tiene esta forma de vaporización. El vaporizador Aladin también incorpora este tipo de vaporización, aunque cuando se requieren altas necesidades de concentración anestésico (como en el caso de inducciones inhalatorias) o con el empleo de desflurano como anestésico) presenta un comportamiento más acorde al de un vaporizador de inyección, con la puesta en marcha de un ventilador en su interior que fuerza la circulación del flujo de gas vector.

4. Vaporizadores con sistema de vaporización por burbujeo.

Esquema vaporizador por burbujeo

En cambio, este otro tipo de vaporización es  más sencilla frente a la de sobreflujo, y por ello, fue la primera en utilizarse.

El uso de esta técnica para producir vapor de gas desde un líquido se puede ver en los «humidificadores» de oxígeno que están presentes en el ambiente hospitalario (pues usan el mismo principio). El paso de una mezcla de aire u oxígeno a través del líquido anestésico origina un burbujeo y una saturación de halogenado a su paso. Este tipo de vaporización, es menos eficiente y más inexacto que en la vaporización por arrastre o sobreflujo.

Vaporizador de Boyle

    Pero no hay que menospreciara los vaporizadores de burbujeo pues son el origen real de nuestra especialidad. Son duraderos, no tienen necesidad de enchufe, y desde los tiempos en que Morton desarrolló el primer vaporizador para el éter, fueron evolucionando a la par que los halogenados para poder administrar gas anestésico con seguridad. Por ello dejo en un lugar muy especial a los viejos vaporizadores Boyle, Copper Kettle y Vernitrol, que utilizan esta forma de vaporización, unos vaporizadores que no precisan de una cámara de vaporización saturada de vapor de anestésico ni disponen de la tecnología de diseño actual pero que han contribuido al desarrollo de nuestra gran especialidad.

La compensación de la temperatura

Los modernos vaporizadores son termocompensados. ¿Por qué? Porque la temperatura del anestésico debe ser constante, como hemos comentado antes. La vaporización de una sustancia implica siempre una pérdida de la fase líquida para transformarse en fase gaseosa (se agota el líquido anestésico). La pérdida de líquido se origina a una velocidad que depende mucho de la temperatura. Esto no es magia, es simple teoría cinética: la pérdida de temperatura de un líquido evaporándose se origina porque la energía necesaria para romper las fuerzas intermoleculares y la tensión superficial de las moléculas del líquido (y así lograr que sus moléculas libres pasen a una fase gaseosa) es recogida de la propia energía cinética contenida en el líquido… Toda una parrafada que se resume en que la evaporación origina un enfriamiento del líquido.

¿Y por qué es importante mantener la temperatura del líquido anestésico dentro del vaporizador? Pues porque la pérdida de temperatura origina por sí misma una disminución de la presión de vapor, y una disminución de esta presión condiciona una menor saturación del anestésico en el flujo de gas vector tras haber pasado por la cámara de vaporización. Y a estas alturas ya deberías saber que esto originaría una inexactitud inaceptable en la concentración de anestésico administrado.

Así pues, para intentar minimizar este fenómeno, los vaporizadores se construyen con materiales que tengan: un alto calor específico. Esta es una magnitud que se refiere a la necesidad de transmitir una gran cantidad de calor para incrementar la temperatura del vaporizador. Un alto calor específico nos ofrece así, una resistencia al cambio de temperatura.

Pero también es adecuado que los materiales del vaporizador presenten una alta conductividad térmica. Está última tiene una magnitud inversa a la resistencia térmica y se refiere a la capacidad o facilidad de un material de poder transferir calor o energía cinética a sustancias adyacentes a él. De este modo, la temperatura media de un quirófano (20-22º C), debería ser transmitida a la del líquido volátil contribuyendo a mantener la temperatura del líquido más estable dentro de la cámara de vaporización.

Estas razones nos reponden a por qué  el cobre es el material más empleado en la construcción de vaporizadores, pues ofrece una alta conductividad térmica y un adecuado calor específico.

Hay otras medidas aparte de usar cobre, como es la colocación de mechas o dispositivos que aumentan la superficie de contacto entre el gas vector y el líquido volátil en la cámara de vaporización. Estas mechas están colocadas en contacto directo con la pared del vaporizador con el fin de reemplazar el calor perdido por la evaporación. Podemos decir entonces que la tecnología actual permite homogeneizar el rendimiento de los vaporizadores entre los 20-35º C de temperatura ambiente, mientras que por encima de esa temperatura la concentración de gas entregado es bastante… ¡Impredecible!

La Autocompensación del flujo y la temperatura

Todo esto no basta para alcanzar el nivel de precisión que se exige hoy a los vaporizadores. Los ingenieros buscaron así unas soluciones de compensación a través del control del flujo de gas vector como manera de resolver los posibles cambios de temperatura. Dicha modificación del flujo la resolvieron de varios modos:

1- Mediante el ajuste del flujo de aire que pasa a la cámara de vaporización ya sea mediante un ajuste manual o electrónico. Aquí hablamos del cielo o del infierno. El infierno de aquellos años heróicos con los vaporizadores Copper Kettel y los Vernitroles, que necesitaban de una regulación manual a cargo del anestesiólogo que miraba la temperatura del líquido anestésico. Con el uso de unas tablas preestablecidas, modificaba manualmente el flujo de gas vector y ajustaba así la concentración de anestésico. Hoy, en cambio, nos llega el cielo que ofrecen los diferentes sensores de presión y temperatura dentro del propio vaporizador como ofrecen los Aladin y los TEC 6, por ejemplo, y que permiten modificar automáticamente el paso de flujo de gas vector dentro del vaporizador cuando la temperatura en el interior de la cámara de vaporización varía.

2- Mediante el empleo de procedimientos mecánicos o físicos que modulan el flujo automáticamente. Gran parte de los vaporizadores mas contemporáneos, especialmente los de cortocircuito variable, presentan esta solución, pues permiten la compensación de la temperatura a través del flujo de gas vector mediante el empleo de ciertos elementos metálicos que modifican el flujo a su paso.

El mecanismo es relativamente sencillo. Se consigue mediante una lámina bimetálica o con pequeños elementos de expansión. El aumento o disminución de la temperatura del material metálico origina una contracción o expansión de su estructura, originando a su vez, un cambio de conformación o forma. Ésta nueva forma dependiente de la temperatura es la que condiciona un mayor o menor paso del flujo vector dentro de la cámara de vaporización.

3- La otra solución para compensar la temperatura es que la cámara de vaporización caliente el anestésico hasta una temperatura constante y superior a la del medio ambiente. A través de una resistencia eléctrica dentro del vaporizador se logra mantener  al líquido anestésico con una temperatura por encima de su temperatura de ebullición. Los vaporizadores Tec 9, el Egstrom EAS 9010 y el Aladin pertenecen a este tipo de dispositivos. El Tec 9 calienta exclusivamente el desflurano a 39º, mientras que el Egstrom calienta según el tipo de anestésico utilizado (es multifármaco). El vaporizador Aladin tiene un control de dosificación de anestesia con un ventilador electrónico incorporado que incrementa la temperatura cuando es requerido.

La cuestión de la presión interna del vaporizador

Esquema de los mecanismo autocompensadores de los vaporizadores de doble circuito

El manejo de las presiones durante el ciclo respiratorio también ha inspirado a los ingenieros con la resolución de un problema que se da, sobre todo, en los vaporizadores de mayor uso actual; los de cortocircuito variable.

En una anestesia general, la inspiración respiratoria se genera mediante una presión positiva en el respirador hacia el paciente. Esta presión puede ser transmitida de forma retrógrada hasta la salida del vaporizador. Como resultado de esa presión aparece una resistencia a la salida del vaporizador. La consecuencia es un estado puntual de ausencia de flujo en el interior del mismo vaporizador. Al no existir un recambio de aire en la cámara de vaporización se produce un aumento sustancial en la concentración de anestésico.

Pero también influye la espiración en las concentraciones que aporta el vaporizador. En la espiración del paciente, al ceder esa presión positiva que posibilita la ventilación la presión a la salida del vaporizador cae de manera brusca. Esto origina un cambio en el sentido de circulación de los dos circuitos presentes en los vaporizadores de cortocircuito variable.  El vapor de anestésico sería capaz de circular tanto por el circuito de vaporización como por el circuito derivado de gas fresco, un lugar donde sólo debería pasar un flujo de aire sin vapor de halogenado.

Si no se corrige esta circusntancia la concentración de gas anestésico administrado iría aumentado respecto a la marcada por el dial paulatinamente en cada ciclo respiratorio mediante este efecto llamado por los eruditos: mecanismo del efecto de bombeo.

Este mecanismo es más pronunciado cuando usamos flujos bajos, cuando tenemos bajas concentraciones de gas marcadas en el vaporizador y cuando tenemos bajos niveles de llenado de anestésico.  El uso de frecuencias respiratorias altas junto a presiones pico elevadas originan un mayor aumento de esa caída de presión en la espiración. El resultado es un incremento de ese efecto de bombeo.

Soluciones al efecto de bombeo

Los más modernos vaporizadores minimizan este efecto mediante diversas modificaciones estructurales. Una ha sido la reducción de la cámara de vaporización para disminuir la posibilidad de comprimir el gas, pues la compresión de un gas es más fácil de hacer con volúmenes grandes.

Otra modificación consiste en incrementar el recorrido del flujo de vaporización mediante un serpentín. El vaporizador Tec 3 fue de los primeros que incorporaron esa medida.

Podemos ver también la eliminación en el lugar de entrada del flujo de vaporización, de las mechas que facilitan la evaporación y la conservación de la temperatura para no obstaculizar flujo y presiones.

Podríamos pensar que el colocar una simple válvula unidireccional en la salida de los vaporizadores acabaría con el efecto de bombeo. Sin embargo, esta válvula no elimina por completo este fenómeno pues el flujo de gas tozudamente puede fluir desde los rotámetros al vaporizador durante la inspiración (ver el diagrama de diseño para comprenderlo). Por dicha razón, se incorporaron a partir de los vaporizadores Tec 5 y los Vapor 19.3 unas tubuladuras helicoidales o en espiral que minimizan este efecto al alargar el camino hasta llegar a la cámara de vaporización y dificultar que los dos flujos ( el derivado y el de vapor) se reúnan antes de lo diseñado

Otras cuestiones

La importancia del flujo de gas en el rendimiento del vaporizador

La cantidad de flujo de gas fresco que pasa por el vaporizador tiene importancia en el resultado de su rendimiento. Los vaporizadores, especialmente los de cortocircuito variable, están calibrados para aportar una concentración de gas estable a unos determinados flujos. Por encima y por debajo de dichos niveles su rendimiento y precisión puede alterarse según las características de cada vaporizador. Los modernos vaporizadores suelen estar calibrados para flujos entre 0,2 y 10 l/min, con un rendimiento casi lineal cuando se solicitan concentraciones entre 3% y 12% de anestésico. Por regla general, a flujos menores de 250 ml/min la cosa empieza a fallar y los vaporizadores ofrecen una concentración menor que la que marca el dial, esto es más patente en los vaporizadores de cortocircuito variable. Por otro lado, a flujos superiores a los 10 lpm la capacidad, la cámara de vaporización no puede dar un rendimiento óptimo entre el ritmo de vaporización del anestésico y la cantidad de anestésico que salen de la cámara. Así, cuando se tiene un gran flujo de aire vector circulando en su interior no se puede aportar la suficiente concentración de moléculas de vapor anestésico

Ya es hora de desechar la idea, por tanto, que con vaporizadores de cortocircuito variable, la maniobra de subir los rotámetros  al máximo consigue aumentar la concentración de gas aportada. Debemos asumir que, a partir de los 12litros/min, tan solo estaremos malgastando halogenado.

Para disminuir este problema, los vaporizadores Tec y Vapor, a partir de sus versiones 4 y 19.1 respectivamente, incorporaron una amplia mecha en la cámara de vaporización y un sistema de pantalla que logra generar una mayor superficie de contacto entre el líquido volátil y el flujo de gas vector, incrementando este rendimiento.

Recordar por último, que con el uso de  los vaporizadores con inyección electrónica de flujo, como tienen los Aladin, Tec 6 y el Datex-Egstrom, esta merma de rendimiento a flujos altos queda minimizada.

La importancia de la composición del gas vector o transportador

Si hemos estudiado algo de física de gases, sabemos que no es lo mismo aportar un flujo de gas con oxígeno al 100% que con mezcla de N2O. Aparte de lo evidente (disminución de la CAM) hay diferencias en cuanto a la eficiencia de un vaporizador.  Una razón de esto se explica por la diferente solubilidad de estos gases, ya que una parte del gas vector debe diluirse en el anestésico. Hasta que el halogenado se sature completamente de los gases aportados por el gas vector, la cantidad de gas anestésico que abandona la cámara de vaporización será algo menor. Esa es la razón por la que al añadir N2O a la mezcla pudiéramos observar pequeñas variaciones transitorias inferiores al 10% en la concentración de halogenado de salida. ¡Eso sí, sin una gran significación clínica! No nos pongamos exquisitos. Por último reseñar que  la “normalización” de la concentraciones buscadas se realiza dependiendo del tiempo y de los litros/minuto de flujo aportados que van de los 30 segundos cuando el flujo de gas fresco es de 5 l/m pero puede demorarse hasta 30 min cuando usamos flujos bajos menores al litro/min.

Por otro lado, la diferente viscosidad y densidad del oxígeno frente al aire y al N2O también influye en la concentración aportada por el vaporizador a la salida del flujo de gas. En un vaporizador de tipo by-pass, el circuito de derivación lleva únicamente gas fresco, mientras que el circuito de vaporización lleva agente anestésico saturado. Ambos espacios influyen de diferente manera en la resistencia y en los flujos. La relevancia clínica es irrelevante con los halogenados de uso actual salvo con el halotano cuyo estabilizante, el timol, se comporta como una resina que necesita de limpieza y revisión anual de nuestro vaporizador para trabajar en condiciones óptimas.

Y creo que es suficiente por hoy. Este documento escrito es un homenaje para todos aquellos que han contribuido a diseñar un aparato tan familiar y de tan fácil manejo en mi vida laboral. Existen más diseños, más detalles físicos, mejores explicaciones y mayor “enjundia científica”, pero como le dije a algún residente… Todo está en los libros.

Para saber más y mejor…

Miller Anestesia de la 5ª a la 8ª edición

Cómo citar: Gironés Muriel, A. (2020). Vaporizadores anestésicos. Revista Electrónica AnestesiaR10(12), 5. https://doi.org/10.30445/rear.v10i12.677

Tags from the story
More from A. Gironés Muriel

Que puede aportar la Anestesia Inhalatoria a la CMA

La Cirugí­a Mayor Ambulatoria (CMA) resulta rentable, es un reto anestésico y...
Read More

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *



Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.